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La era de lo urgente y la organización del futuro

La tecnología está cambiándolo todo. La digitalización de información, el análisis de datos masivos y la inteligencia artificial están transformando el entorno competitivo en las industrias y  redefiniendo la forma en cómo se organizan las empresas; haciendo más cierto que nunca el imperativo: adaptarse o morir.

Para competir en la nueva era digital una compañía debe buscar liberar todo el potencial de la estrategia, de su gente y de la estructura organizacional.

La organización del futuro, por tanto, debe funcionar menos como una cadena de mando y más como una red flexible, que se adapta y responde con rapidez ante oportunidades y retos conforme van surgiendo.  

Si la imagináramos como un auto de Fórmula 1, ésta debe ser percibida como veloz, con capacidad para virar con rapidez e incluso para resurgir luego de paradas por reajustes o mejoras.

La única diferencia es que en el contexto empresarial, no hay pistas ni una meta definida, el destino puede es desconocido y la carrera no tiene fin. En este sentido, dos características a considerar:

Apreciar la alta velocidad. La velocidad está presente en las compañías que mejor se desempeñan: en sus objetivos, en sus operaciones y en general en su cultura. Por ejemplo, tomar decisiones con el 70% de la información en lugar de esperar a tener el 90%

Cambiar hacia una estrategia emergente. Debido a que el destino es incierto, se necesita una estrategia emergente que promueva una búsqueda incansable y no un punto final determinado.

Así pues, las tres piedras angulares para competir en la era de lo urgente son:

1. Agilidad

Implica liberar la toma de decisiones. Generarla en tiempo real y ubicarla en los extremos de la empresa: en los colaboradores de primera línea, en los clientes y en los aliados o partners.

Rediseñar la estructura. Una organización más plana y menos jerárquica, transfiriendo el control independiente de los rangos o títulos de los colaboradores.

2. Capacidad

Personalizar programas de formación. Pasar de ofrecer programas genéricos para el colaborador promedio a entrenamiento personalizado acorde a cada individuo, haciendo uso de analítica avanzada.

Rediseñar el modelo de liderazgo. En lugar de promover líderes carismáticos para obtener resultados por la fuerza de voluntad, reconocer que el liderazgo puede venir de cualquiera, otra vez, independiente de su título o rango. En este esquema, la promoción se gana no se otorga.

3. Identidad

Adoptar un método. Lejos de buscar tomar un poco de los diferentes abordajes para definir y ejecutar una estrategia, identificar el método que mejor se adapte con la cultura organizacional deseada.

Cultivar un propósito, valores y conexión social. La organización es más que un conjunto de roles y procesos, se debe alinear a los individuos que la conforman hacia principios bien definidos en común.

¿Cuál de los 3 principios te parece más relevante para tener la organización del futuro? ¿Cuáles de ellos ya se aplican en tu empresa? Esperamos tus comentarios.

Tomado de:

Organizing for the age of urgency. Por Aaron De Smet y Chris Gagnon.

www.mckinsey.com

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