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¿Workshops virtuales? Recopilación de mejores prácticas

Con información de Medium.com, Be-novative.com y Sessionlab.com

Antes del nuevo contexto, para algunas organizaciones, trabajar de forma remota o virtual parecía algo del futuro. Sin embargo, diferentes estudios señalan que existen grandes beneficios tanto para las empresas como para los colaboradores, relacionadas con la productividad y el bienestar.

En esta entrada del blog tratamos sobre los workshops virtuales: ¿qué son y para qué se aplican? ¿Son relevantes en el panorama actual? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Tienen el mismo impacto que en la modalidad presencial? Y ¿Cuáles son las mejores prácticas para llevarlos a cabo?

¿Qué son los workshops virtuales?

Son una vertiente de la facilitación, la cual consiste en guiar a un grupo de personas a través de un proceso de cambio o actividad, para obtener un output concreto de forma estructurada.

Tradicionalmente, la facilitación se realiza en ambientes presenciales, sin embargo, a medida que las empresas cuentan con equipos remotos y staff distribuido en todo el mundo, la necesidad de realizar reuniones y workshops virtuales ha ido en aumento.

¿Cuál es su relevancia?

El nombre del juego es productividad. Ya sea que la organización esté experimentando picos altos de demanda o dificultades por la contingencia, es crucial abrir espacios para lo importante:

  • ¿Cómo definimos “productividad” en el nuevo contexto?
  • ¿Qué ajustes se requieren para mantener o recuperar el crecimiento?
  • ¿Cómo apuntalar hacia la sustentabilidad en contextos de incertidumbre?

Dadas las condiciones actuales, los workshops virtuales permiten mantener alineados a los equipos de trabajo, fomentar la comunicación y la colaboración entre ellos.

Por tanto, para los líderes de equipo, desarrollar habilidades de facilitación virtual será una competencia clave en el futuro cercano. Y para las organizaciones, un recurso que se utilizará en el día a día.

Aplicaciones y beneficios

La facilitación en la modalidad virtual puede ser utilizada también para actividades de coaching, mentoría, webinars y actividades comerciales como demostraciones de productos o gestión de la relación con los clientes.

Entre los beneficios se puede mencionar:

  • Fomentar la inclusión y el sentido de pertenencia
  • Mejorar la relación costo-beneficio, al mitigar los costos relacionados con viáticos y logística de la forma presencial

Promover en la cultura la colaboración virtual con intencionalidad, es decir, hacer de esta competencia una ventaja competitiva para la organización.

Mejores prácticas

Las mejores prácticas que se describen a continuación, son una recopilación de diversas fuentes y están enfocadas a los workshops virtuales, sin embargo, los estándares típicos para la modalidad presencial todavía aplican, como tener una agenda, apegarse a los tiempos establecidos, tener breaks, etc.; aunque con algunas consideraciones como se verá a continuación.

Así pues, ya sea que se requiera facilitar para tres o para 100 personas, aquí algunas de las mejores prácticas según los especialistas:

Preparación. Este aspecto toma el 70% del trabajo para un workshop exitoso. Por lo general requerirá mayor preparación que en uno presencial, ya que se requiere una agenda más detallada y con menor espacio para la improvisación.

  • Invitados. Asegurar que se contempla a todos los stakeholders necesarios, que se bloquean agendas con suficiente anticipación y se confirman asistencias. En este sentido, es práctico y seguro el solicitar que se registren. Y en el caso de requerirse, que descarguen las herramientas y materiales a utilizar previo a la sesión.
  • Contar con un co-facilitador. Su función además puede ser de llevar el tiempo, gestionar los temas técnicos, contestar el chat, gestionar breakout rooms y encuestas, entre otros.
  • Agenda. Generarla con suficiente anticipación y enviar a los participantes con un resumen de los puntos clave a abordar en la sesión. Los facilitadores requieren contar con un planner más detallado, para ello existe una herramienta como SessionLab
  • Pre-workshop. En algunos casos es válido organizar una sesión previa para clarificar expectativas, explorar más sobre la audiencia o asegurar detalles técnicos de conexión o de utilización de las herramientas virtuales con los participantes
  • Sesión de prueba. Dependiendo del expertise del facilitador, se recomienda practicar, así como realizar pruebas técnicas, de infraestructura y de las herramientas y su funcionalidad

Herramientas. Para este fin, las hay de dos tipos, de conferencia y de colaboración. Las de conferencia más utilizadas son: Zoom, Google Hangouts, Webex, Microsoft Teams, Bluejeans, Youtube Live y Slack.

En cuanto a herramientas de colaboración, que complementan a las anteriores, se pueden mencionar: Trello, Asana, Be-novative, Mural, Miro, Klaxoon, Google Slides o Google Docs. Incluso herramientas dentro de otras, como en el caso de Zoom, por ejemplo, su pizarra de dibujo, los breakout rooms, las encuestas, el chat, las reacciones, entre otras.

Abordar con profundidad estas herramientas sería motivo de otro post. Aun así, si quieres conocer más sobre alguna de ellas, contáctanos y con gusto compartimos información.

Dinámica. Al igual que en un workshop presencial, se pueden realizar diferentes tipos de actividades:

  • Individuales. Dar espacio a la aportación personal a través de encuestas en tiempo real, participación a través de chat o la pizarra.
  • En pares o equipos pequeños. A través de funciones como breakout rooms, a los participantes se les puede dividir en pequeños grupos dentro de una aplicación de videoconferencia por un tiempo determinado para elaborar sobre un tema en particular.
  • Breaks. Cada hora o máximo 1.5 horas. Tomar en cuenta que la versión virtual requiere más energía y concentración de los participantes.
  • Otros. Contar con refrigerios, ice breakers y música para mantener los niveles de energía.

Otras consideraciones. Entre lo más relevante, se puede mencionar:

  • Cuidar elementos de etiqueta. Como el asegurar que cada usuario se conecta de forma individual, las configuraciones de video, pantalla o micrófono o el conectarse minutos antes de iniciar para anticipar cualquier detalle técnico
  • Presentación. Cuidar los tamaños de letra, utilizar imágenes de alto impacto y dar preponderancia a la interacción con y entre el grupo.
  • Cierre. Clarificar los pasos a seguir, verificar el cumplimiento de expectativas y asignar, de ser necesario, a un integrante para dar seguimiento a los acuerdos.

Comentarios finales.

Como se puede ver, prácticamente la experiencia de un workshop se puede replicar en el modo virtual, sólo la diferencia principal está en la preparación. Y los beneficios, en la actualidad son más que relevantes.

Lo importante para una organización es dar el primer paso hacia la colaboración remota y la transformación digital. Hoy más que nunca, son ventanas de oportunidad para la recuperación y el crecimiento sostenido.

Te invitamos a dejar tus comentarios e impresiones. Si deseas conocer más sobre la facilitación virtual y las fuentes consultadas envíanos un mensaje a info@kamaleo.net

Crédito fotos: Freepik.es

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